Llega el calor y los termómetros se dan la vuelta. No solo los termómetros, también nosotros empezamos a darle la vuelta a los armarios y a nuestras propias vidas. A finales de verano pasa lo mismo, volvemos a darle la vuelta a las bolsas de ropa y se cierra el ciclo. Hace poco un alumno me contó un chiste: Un ventilador llega a la consulta del psicólogo y le dice que su vida da muchas vueltas. Todo gira en direcciones aleatorias, queramos o no. En octubre de 1961 incluso le dieron la vuelta a un cuadro de Henri Matisse en el MoMA (Nueva York). Y nadie se dio cuenta durante cuarenta y siete días. Casi nada. La historia la cuenta de maravilla en La piedra de Sísifo.
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El vídeo que no está del revés
Hace unos meses un vídeo hizo que internautas de todas las edades y nacionalidades le diesen la vuelta a su cabeza, incluso se especulaba con que el propio vídeo podría estar grabado al revés.
Se trata de un vídeo en le que se ven caer unas bolas de diferentes colores por un entramado que termina en unas casillas. Misteriosamente las bolas acaban siendo separadas por colores. ¿Cómo lograron el efecto? Lo primero es lo primero: vea el vídeo si aún no lo ha visto (hay más de una versión del vídeo).
Se trata de una máquina de Galton, aunque en este caso está trucada por medios digitales, como ya contaban en la excelente página Snopes en enero de 2018: Can This Machine Automatically Sort Balls By Color?
El diseño teórico de la máquina de Galton se remonta a la incansable mente de Francis Galton (1822-1911), quien desarrolló la idea en un libro («Natural Inheritance») sobre estadística aplicada a la herencia de las características en los seres humanos. Tras presentar su máquina, no esconde su pasión por el orden escondido en el caos de los grandes números:
«Orden en el aparente caos: no conozco nada tan apropiado para estimular la imaginación como la maravillosa forma del orden cósmico expresada por la ley de la frecuencia del error. […] Cuanto más grande es la muestra y cuanto mayor es la aparente anarquía, más perfecto es su poder. Es la ley suprema de de la Sinrazón. Cada vez que una gran muestra de elementos caóticos se toma en la mano y se ordena en el orden de su magnitud, una hermosa forma de regularidad insospechada y más hermosa demuestra haber estado latente».
Para entender bien qué muestra y cómo se construye la máquina de Galton puede consultar el artículo Estas bolas no se agrupan por colores, es un montaje. Su máquina le sirvió para introducir el concepto de regresión a la media y también fue el precursor de la correlación estadística. No se tiene constancia de que el propio Galton construyese su propia máquina, tal vez fuese un experimento mental, aunque — como veremos en seguida— fue un tipo tan polifacético que no habría tenido problemas en hacer un prototipo.
El silbato de Galton y un abuelo muy orgulloso
Entre los múltiples trabajos de Galton nos encontramos con un silbato muy especial. Tal vez como silbato de Galton no lo conozca, pero sí como silbato de perros. Así es, nuestro personaje inventó en 1876 el silbato que emite ultrasonidos y que pueden oír algunos animales pero no los seres humanos. Presentó su invento en la South Kensington Conferences y publicó su lectura en el libro «Inquiries into Human Faculty and Its Development», dedicado al estudio de diversas cualidades fisiológicas del ser humano.
La historia de la ciencia está repleta de hermosas casualidades. El abuelo de Galton era Erasmus Darwin, también abuelo de Charles Darwin. Efectivamente, Galton fue primo de Darwin y quedó fascinado por la publicación de El origen de las especies. Fue el impulso para la mayoría de sus investigaciones por cuenta propia, incluida las de arriba. Se interesó, por tanto, en medir todo tipo de variables: altura, huellas digitales, capacidad auditiva, etc. Esto le convierte en uno de los padres de la biometría. Entre las variables que trabajó estaban las características faciales, lo que le llevó a rozar la magufería (se le perdona por los tiempos en que vivió). En este sentido, otra de sus propuestas fue la Composición de retratos, una técnica en la que se tomaba una fotografía «media» de un grupo de individuos para buscar características faciales. Dicho de otra forma, ver cuál era la «cara de bueno» o «cara de malo». En el libro citado arriba también incluyó varias conferencias y lecturas en diversas instituciones en las que describe cómo tomar las fotografías y cómo analizarlas.
Si le parece controvertido el tema de las caras, aún lo es más lo que viene ahora. Galton fue quien acuñó el término «eugenesia», una vez más en el libro «Inquiries into Human Faculty». Como se ha dicho, quedó tan sorprendido por los trabajos de su primo Darwin que defendió la selección artificial de los seres humanos. Su punto de partida: las sociedades estaban consiguiendo una «reversión hacia la mediocridad» del ser humano al proteger a los más débiles. Afortunadamente esa expresión hoy tiene otro nombre, no es más que la «regresión a la media» de la que ya hemos hablado. Sus ideas al respecto fueron tratadas a fondo en el libro «Hereditary talent and character». Y como el asunto va de darle la vuelta a las cosas, démosle la vuelta a estos apuntes biográficos. En realidad gran parte de las investigaciones biométricas de Galton fueron realizadas para apoyar sus ideas eugenésicas, pero, dándole la vuelta, hoy podemos usar sus estudios para empresas mas humanas.
Los termómetros se dan la vuelta
Hemos hablado arriba de temperaturas, de cómo los termómetros se vuelven locos en los cambios de estaciones. Al termómetro que le dieron la vuelta fue nada menos que al de Celsius. El sueco Anders Celsius (1701-1744) definió su escala de temperatura en 1742; hizo corresponder la temperatura de 100º a la temperatura de congelación del agua y 0º a la temperatura de ebullición. No ha leído mal. Es decir, lo «más frío» (congelación) y correspondía a una temperatura mayor (100º), mientras que lo «más caliente» (ebullición) a una temperatura menor (0º).
Casi simultáneamente y de manera independiente, el francés Jean-Pierre Christin (1683-1755) introdujo el primer termómetro de escala centígrada usando mercurio. Usando las temperaturas de congelación y ebullición del agua divide ambos puntos en 100 partes, de ahí lo de centígrado. Lo hace porque observa que el volumen del mercurio pasa de 66 a 67 partes al calentarse. Muy parecido al de Celsius, pero con una diferencia importante: estaba al revés. O mejor dicho, al derecho según nuestro punto de vista. Sus investigaciones fueron dados a conocer en publicaciones locales y desde entonces su termómetro fue conocido como termómetro de Lyon, ciudad francesa donde vivía Christin.
Quien sí le dio la vuelta de manera consciente al termómetro de Celsius fue el sueco Carlos Linneo (1707-1778). El primer informe escrito en el que se usan los grados centígrados modernos para fines científicos es un texto de Linneo. Se trata de un documento publicado en la revista Hortus Upsaliensis el 16 de diciembre de 1745 para su alumno Samuel Nauclér en el que detalla cómo gestionar la temperatura en un invernadero:
«[…] puesto que el caldario (la parte caliente del invernadero) obtiene tal calor —debido al ángulo de las ventanas, simplemente de los rayos del sol—, el termómetro a menudo alcanza los 30 grados, aunque el jardinero entusiasta suele tener cuidado de no dejar que suba a más de 20 a 25 grados y en invierno no baje de 15 grados […]»
Linneo continúa en una nota a pie: «Nuestro termómetro muestra 0 (cero) en el punto donde el agua se congela y 100 grados en el punto de ebullición del agua».
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Volvamos a la anécdota del cuadro de Matisse. Girado 180º parecía el mismo cuadro, pero no lo era. Hay veces que le damos la vuelta a algo de manera consciente y nos sale lo mismo, tal es el caso de los palíndromos. Hay casos de obras musicales a las que se les puede dar la vuelta y tenemos la misma partitura. Es el caso del tercer movimiento de la Sinfonía nº. 47, de Franz-Joseph Haydn, el «Minueto al roverso». También conocida y con toda lógica, el Palíndromo.
Pero lo que de verdad me parece interesante y obra de un verdadero genio es el «Dueto del espejo», atribuido a Mozart. Una misma partitura que sirve para dos violines, una la lee desde abajo y otro desde arriba (en realidad no son la misma lectura, así que no es un palíndromo estrictamente hablando). Aquí dejamos la partitura y un vídeo para que vean que a veces darle la vuelta a las cosas puede alegranos la vida. O al menos un ratito.
Nota escéptica
Cuando nos falta cultura científica podemos tragarnos cualquier ñoñería si le ponemos la expresión «física cuántica», la palabra «personas» y el verbo «vibrar». Esta captura es una publicación que ha corrido como la pólvora por las redes sociales. Y lo peor, mucha gente lo comparte como algo verdadero. En fin.
Referencias
- Galton, F. (1883), Inquiries into Human Faculty and its Development.
- Galton, F. (1889), Natural Inheritance.
- Celsius, A., «Kungliga Svenska Vetenskapsakademiens Handlingar», Observationer om twänne beständiga grader på en thermomete, 1742, 3: 171–180.
- Chaubert; Jean de Nully; Pissot; Duchesne, (1743), «Mercure de France», Memoire sur la dilatation du Mercure dans le Thermométre, p1609-1610, París.
- Christin, J-P., «Journal helvétique», LION, 1743: 308–310.
- Linneo, (1745), Hortus Upsaliensis.
- Carrignton, H. (1900), Evolution of the Thermometer 1592-1743.
- Más sobre Galton: http://galton.org/main.html.
- Más sobre el termómetro de Linneo: http://www2.linnaeus.uu.se/online/life/6_32.html.
- Sobre música palindrómica: http://lapiedradesisifo.com/2013/11/15/música-al-derecho-y-al-revés/.
Mola.
El artículo me ha recordado en cierta forma una sección del IyC de hace unos años, ¿adivinan?
Hay que ver el comentario al pie del video que has dejado al final. Verdad que falta mucha comprension de los terminos cientificos por parte de la gente.
Apuesto mi quiniela a que fue una persona relacionada al feng shuei.
Saludos.