La duda de Boyle en «El químico escéptico»

Por Eugenio Manuel, el 4 diciembre, 2015. Categoría(s): Libros ✎ 49

En la época de Robert Boyle (1627-1691) las connotaciones del adjetivo «escéptico» no eran las mismas que las que tenemos hoy. Incluso en la actualidad son diversos los significados, llegándose a confundir en ocasiones el escepticismo con el negacionismo. Hasta hay debate entre los propios escépticos. Aunque el motivo de la entrada sea el libro «El químico escéptico», publicado por Boyle en 1661, podemos hacer un ligero análisis sobre la palabra en cuestión.

«El químico escéptico», Robert Boyle. Londres, 1661. Primera edición.
«El químico escéptico», Robert Boyle. Londres, 1661. Primera edición. Una lectura hermética, en inglés del siglo XVII, pero abordable para el ojo entrenado. En las referencias se indica una traducción actual al español.

El escepticismo

En los tiempos que corren, ser escéptico no es negar lo que se ve, sino dudar de afirmaciones extrañas o, al menos, sospechosas. Un escéptico del siglo XXI necesita evidencias no basadas en argumentos de autoridad. Pero no se puede dudar de todo, toma como punto de partida conjuntos de hechos, hipótesis y teorías que han sido demostradas por distintas generaciones de científicos (o al menos, concensuadas, discusión dejamos abierta en los comentarios). Por tanto, el escéptico no niega, sino que duda y hace recaer la presentación de pruebas a quien denuncia la anomalía, es la denominada «carga de la prueba». Como afirma el divulgador estadounidense Neil DeGrasse Tyson: «Yo simplemente voy con lo que funciona. Y lo que funciona es el sano escepticismo inherente al método científico».

El término «escéptico» proviene del griego y significa «el que examina», a su vez su raíz indoeuropea quiere decir «mirar» y «observar». De ahí que en muchos textos se lea que escéptico es «el que mira con detenimiento». Históricamente se atribuye a Pirrón de Elis (360 a. C. – 270 a. C.) una escuela —el pirronismo— basada en el escepticismo. A pesar de que no nos ha llegado nada escrito, sí podemos leer sobre él gracias a «La vida de los filósofos», de Diógenes Laercio (siglo III d. C.), un texto que Boyle leyó durante su tour de juventud por Europa. La visión pirronista es un tanto más radical que la de un escéptico actual, pues estos aceptaban que cualquier percepción tiene un valor relativo, que es imposible conocer la verdad, llegaron incluso a proclamar la suspensión del juicio. Desde entonces el escepticismo ha ido tomando distintos puntos de vista a lo largo de la historia del pensamiento, sin embargo el escepticismo pirrónico se retomó en el Renacimiento y se dividió en dos vertientes, eso sí, más relajadas: el racionalismo de Descartes y el escepticismo constructivo de Petrus Gasendi y Martin Mersenne. De todos estos autores, sin excepción, se nutrió Boyle, que si bien no buscaba encontrar la verdad con sus investigaciones, sí pretendía indagar la naturaleza, a pesar de que este escrutinio estuviese marcado, según su entendimiento, por ciertos límites divinos. Por un lado, la versión racionalista superaba la crisis pirrónica presentando las matemáticas como modelo de certeza, ruta por la que no caminó Boyle. Por otra parte, Gassendi y Merssene proponen una forma de conocimiento probable, centrada en el terreno de la experiencia, rescatando la idea pirrónica de que lo único cognoscible es el mundo de las apariencias y fenómenos, pero no el mundo de las esencias. Aquí tenemos la idea sobre la que establece sus cimientos la filosofía experimental de Robert Boyle.

El tour europeo de Boyle. Más información: https://goo.gl/Egawjn
Boyle adquirió grandes conocimientos como autodidacta en su gran tour europeo de Boyle. Más información: https://goo.gl/NQODC7
«Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres», Diógenes Laercio. Traducción del griego de José Ortiz y Sanz. Madrid, 1887.
«Vidas, opiniones y sentencias de los filósofos más ilustres», Diógenes Laercio. Traducción del griego de José Ortiz y Sanz. Madrid, 1887. Una lectura entretenida. En las referencias enlace para leer en pdf.

La obra

Respecto al libro «El químico escéptico», pueden presentarse varias cuestiones, tan solo fijándonos en el título: ¿qué es un químico escéptico?, ¿sobre qué es escéptico el químico escéptico?, ¿qué entiende Boyle por escéptico?, etc. La mejor forma de contestar estas preguntas es leer el libro. Es posible que el escéptico del siglo XXI se decepcione con la lectura del libro de Boyle, por no encontrar lo que busca. Para que esta situación no se dé, lo mejor es ir preparados a la lectura y saber qué nos encontraremos: un vocabulario dominado por el mundo místico y hermético de la alquimia y la iatroquímica. Es tarea de un lector crítico el no convertirse en presa de las anacronías. Se trata de un libro en seis partes, con un prefacio y unas «consideraciones previas».

Captura del comienzo de las llamadas «Consideraciones».
Captura del comienzo de las llamadas «Consideraciones», en «El químico escéptico».

 

«Mas no me sonrojo al reconocer que tengo muchos menos reparos en confesar que dudo cuando efectivamente lo hago, que en declarar que sé cuando ignoro». Fragmento del primer diálogo

 

La forma más convencional de presentar «El químico escéptico» es como un ataque a los dogmatismo de la doctrina tetraelementarista aristotélica y a la Tría Prima paracelsiana, además de la presentación de una nueva definición de elemento y como el punto de ruptura con la alquimia. Muchos incluso dicen que significó el nacimiento de la química. Tras el estudio de la obra asumo mi propia decepción cuando descubrí por mí mismo que esto no es así. Más que incorrecto es impreciso. El análisis planteado por Boyle puede basarse en dos ejes:

  • Pide referencias observacionales y experimentos a la hora de efectuar críticas o defensas de una idea. Para Boyle, el experimento tiene un valor ilustrativo, no demostrativo.
  • Denuncia la carencia de precisión en el concepto de elemento en las dos corrientes clásicas, junto a la falta de acuerdo.

La estructura del texto es un diálogo entre varios personajes: Carnéades (antagonista escéptico, su alter ego, «la tarea fundamental de Carneades es la de proponer dudas y reparos»), Eleuterio (un clásico en las obras de Boyle, no toma partido, solo plantea preguntas que da pie a nuevas conversaciones), Temistio (defensor de la doctrina de los cuatro elementos, prefiere deducciones lógicas a evidencias experimentales) y Filópono (representante de la Tría Prima, su nombre significa «amante del trabajo»). Boyle era miembro de la Royal Society, conocidos por sus formas, recordemos que además era Honorable, hijo del Conde de Cork, así que no es de extrañar que ponga en boca de Carnéades las siguientes palabras:

«[…] un hombre puede ser un campeón de la verdad sin ser un enemigo de la cortesía, y una opinión se puede refutar sin necesidad de ser áspero con quienes la sostienen».

Qué difícil es seguir este consejo en nuestra época, en la que tantos estafadores campan a sus anchas repartiendo pseudociencias. A pesar de su posición, Boyle estaba en el mundo, criticaba a los «químicos vulgares», aquellos que querían lucrarse (los que hoy llamamos alquimistas), en su defecto apoyaba la tarea del químico híbrido entre lo académico y lo artesano, a pesar de que en su época era una práctica poco bien vista, incluso maloliente. La del artesano, quiero decir. Sin ellos hoy, la ciencia estaría estancada.

Los inconvenientes que pone Boyle a los dogmatismos mencionados los basa en una versión muy personal del corpularismo. Desde una visión filosófica algo más profunda, Boyle no está tan alejado de las corrientes aristotélica y paracelsiana, y tampoco fundó la química con «El químico escépcito». Si embargo, sí introdujo una gran novedad: sometió la química a la física, antes de que la química terminara de emerger como una ciencia independiente. Fue un precursor de la teoría cinética y en este libro hay algunas pinceladas, el propio Daniel Bernoulli demostró la ley de Boyle en su obra «Hydrodynamica» (1738), donde se encuentran los pilares de la teoría cinética y del que algún día hablaremos por aquí.

 

«[…] los físicos también pueden reconocerlo como suyo». José Manuel Sánchez Ron, sobre «El químico escéptico».

 

«Hydrodynamica», Daniel Bernoulli. 1738.
«Hydrodynamica», Daniel Bernoulli. Basilea, 1738. Latín.

 

Tal vez al lector le quede algo en el tintero, ¿de qué duda Boyle en «El químico escéptico». Simplificando mucho, duda de las teorías de la materia existentes en su época. El final del libro, en este sentido, es de una actualidad tremenda respecto al ejercicio de la ciencia:

 

«Por consiguiente, es muy cortés de su parte, más no irracional, esperar que yo no esté tan enamorado de mis perturbadoras dudas como para no desear cambiarlas por verdades indudables, si se me demuestran de forma clara cualquiera de las dos opiniones aquí examinadas u alguna otra teoría de los elementos a partir de argumentos racionales y experimentales». Traducción de Natalia Pérez-Galdós.

 

Final de «El químico escéptico».
Final de «El químico escéptico».

 

Los aciertos de Boyle

Es nuestro deber ser justos con Boyle, el que su papel en el liderazgo del nacimiento de la química se haya mitificado, no significa que no debamos resaltar sus logros: realizó técnicas de identificación de clases de sustancias (ácidos frente a álcalis), desarrolló varios test químicos (solución coral, cambio de color con el jarabe de violetas, etc.) e introdujo la importancia de la precisión y la descripción detallada en los experimentos, así como una defensa del uso de un vocabulario más abierto y accesible a cualquier experimentador, alejado del ambiente hermético de la alquimia.

 

Referencias

  • «Robert Boyle», Eugenio Manuel Fernández Aguilar. (RBA,2015).
  • «El químico escéptico», Robert Boyle, edición de Javier Ordóñez y Natalia Pérez-Galdos. Crítica (2012, Barcelona).
  • «La vida de los filósofos», Laercio, Diógenes.

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49 Comentarios

  1. «Petrus Gasendi y Martin Mersenne»

    ¿No les has cambiado el nombre de pila a ambos?

    «Boyle, que si bien no buscaba encontrar la verdad con sus investigaciones, sí pretendía indagar la naturaleza»

    Esta frase me parece autocontradictoria, ya que el concepto de ‘verdad’ está implícito en el vocablo ‘indagar’: Siempre se indaga la verdad.

    La ciencia empírica tiene que ver básicamente con la verdad. De ahí, por ejemplo, que el biólogo Jerry Coyne titulara uno de sus libros «Por qué la teoría de la evolución es verdadera».

  2. Admirable comenzar con el fundador de la química moderna allí donde termina la alquimia mágica y comienza la ciencia. Respecto de la antiguedad clásica y su protociencia dos breves acotaciones:

    Pirron de Elis (360-270 aC): contemporáneo del gran Aristotéles era escéptico pues desconfiaba, entonces skeptomai, skeptesthai de examinar y escrutar. Skeptikoi es el que duda e investiga. No es puro nihilismo, es diatriba y polémica de estudiosos, es doxa frente al corpus doctrinal cerrado que se impone por el prestigio de su enunciador, no son meros sofismas por contradecir lo arraigado sino el precedente de la metódica duda racionalista en Descartes. El esencial espíritu mismo de la ciencia tiene por apoyatura la desconfianza y luego necesita afirmar para construir.

    Sexto Empirico (65-140 dC): uno de sus descendentes que se abisma y extrema como pirrónico en la ataraxia, la práctica de lo empírico se vuelve vital frente a las abstracciones. Va contra silogismos y estoicismos de su tiempo y en uno de sus textos radicales lo esboza todo: Contra los matemáticos, y que no es contra números y operaciones aritmético-geométricas sino contra el aprendizaje y sus profesores, pues matemático es el que aprende (lo que se aprende) según el maestro Pitágoras. La imposibilidad de conocimiento totalizante siempre nos ronda.

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  3. «Boyle, que si bien no buscaba encontrar la verdad con sus investigaciones, sí pretendía indagar la naturaleza»

    ‘Indagar’ y ‘buscar la verdad’ son expresiones sinónimas.

    La ciencia es una explicación verdadera de la realidad, mientras que la religión es una explicación falsa de la realidad.

      1. Intenta primero decir «la mecánica cuántica no es verdad» en vez de leer «una verdad» donde pone otra cosa.

        La ciencia busca la verdad en la medida que busca distinguir las afirmaciones verdaderas de las falsas. La verdad es muy fácil de entender como todo lo que conocemos y no conocemos pero que es verdadero de las cosas.

        Indagar no es ni más ni menos que eso.

        En otro orden de cosas, con la pausa de 15 años y teniendo en cuenta que la práctica totalidad de los modelos que maneja el ipcc han fracasado en predecir la evolución de las temperaturas ¿no es hora ya de que los calentólogos, verdaderos creyentes, dejéis de insultar a los escépticos llamándolos «negacionistas»?

    1. No cabe hablar de «explicación verdadera» porque supodría aceptar que existe una verdad que se corresponde con la naturaleza. Y eso no es posible. No lo es por dos razones. Una es que todas las versiones de la realidad que podamos concebir y los modelos (o teorías) con que pretendamos explicarla son productos de la mente humana, pero la mente es el resultado de un proceso en virtud del cual hemos alcanzado un alto grado de adecuación o aptitud (fitness) en términos darwinianos (o sea, que nos ha permitido dejar la descendencia necesaria como para haber perdurado en el tiempo hasta el momento presente); pero eso no lleva necesariamente emparejado que sea una buena herramienta para describir fielmente la realidad. Y la otra razón es que, de hecho, nada de lo que ha establecido la ciencia en el pasado ha podido ser considerado definitivo, por lo que nada permite afirmar que lo que hoy damos por establecido permanecerá de la misma forma dentro de 100, 200 o 1000 años . Como dice David Deutsch, estamos al comienzo de la infinitud, en el principio de un proceso de indagación acerca de la naturaleza que no tiene final, y si no tiene final, nada de lo que vayamos elaborando podrá ser considerado verdadero.

      1. Me gusta especialmente «el principio de un proceso de indagación acerca de la naturaleza que no tiene final».

        Rawandi, hay que notar que no es un problema de vocabulario, pero vayamos más allá, pues la entrada en el DRAE de «indagar» no se corresponde con la verdad de la que haces mención:

        1. tr. Intentar averiguar algo discurriendo o con preguntas.

        Ese «algo» es la verdad a la que aludes y no es el objetivo de la ciencia.

        1. Eugenio, si sostienes que «la verdad no es el objetivo de la ciencia», entonces no puedes decir que la ciencia ‘indaga’, ni que ‘averigua’, ni puedes convertirla en sujeto de ningún otro verbo cuyo significado comporte la noción de verdad, con lo cual nunca podrás describir la tarea real de la ciencia.

      2. «una verdad que se corresponde con la naturaleza (…) no es posible.»

        Sí que es posible, Juan Ignacio. Por ejemplo, la afirmación de que ‘la Tierra da vueltas alrededor del Sol’ es una verdad porque se corresponde con la naturaleza (la realidad, el cosmos) y además es una verdad definitiva porque seguirá siendo cierta hasta que las ranas críen pelo.

        «la mente es el resultado de un proceso en virtud del cual hemos alcanzado un alto grado de adecuación o aptitud (fitness) en términos darwinianos (…); pero eso no lleva necesariamente emparejado que sea una buena herramienta para describir fielmente la realidad.»

        Todo lo contrario. Precisamente el hecho de que la mente sea una adaptación darwiniana garantiza que es una buena herramienta para describir la realidad, ya que en caso contrario nos habríamos extinguido. Un mono que se engaña respecto a la rama hacia la que va a saltar tiende a no dejar descendencia.

        1. Lo siento, Rawandi, niego la mayor: que sea una verdad objetiva que la tierra gire en torno al sol.
          Esta afirmación no es nada más que una verdad aproximada y muy útil para explicar muchos fenómenos como las estaciones, la variación de la duración de los días y las noches, las coincidencias de las grandes mareas con los equinocios, etc., pero no es la verdad que buscan los filósofos, la verdad indudable e inmutable.
          Una mejor definición diría que la tierra y el sol giran en torno a su centro común de masas, tal como la luna y la tierra lo hacen en torno al centro de masas común de ambos, que está situado dentro de la tierra pero no coincide con su centro. El conocimiento de este último hecho implica una mejor comprensión del fenómeno de las mareas, por lo que no es algo baladí.
          Dado que la tierra y el sol no están solos en el sistema solar, es seguro que algo influirán otros planetas, por lo que cualquiera que sepa podrá mejorar la definición que he puesto más arriba. Y así sucesivamente, seguro que puede seguirse afinando hasta la infinitud, por lo que creo que no puede hablarse de verdades objetivas indudables en ciencia.

          Además, mucho me temo que tal como van los avances de la tecnología genética las ranas criarán pelo antes de lo que nos pensábamos.

          1. «niego la mayor: que sea una verdad objetiva que la tierra gire en torno al sol. Esta afirmación no es nada más que una verdad aproximada»

            Una verdad empírica aproximada no deja de ser una verdad, con lo cual me estás dando la razón a mí y desmientes a Juan Ignacio, quien negó la posibilidad de cualquier verdad empírica.

            Por otro lado, hablamos de una verdad aproximada que es al mismo tiempo objetiva e indudable.

  4. Muy buen artículo, no obstante creo que habría que matizar algo sobre la posición de Marin Mersenne (no Martin, ni Merssene), y sobre el significado de ‘escepticismo’ en aquella época.

    Mersenne escribe en 1625 La verité des sciencies contre les sceptiques et les pyrrhoniens. Me parece que el mismo título ya deja claro que Mersenne quería defender la ciencia frente a una forma de escepticismo que niega toda posibilidad de conocimiento verdadero. Por tanto, parece claro que ya entonces ‘escepticismo’ significaba dos cosas distintas: el ‘sano escepticismo’ de Boyle y DeGrasse Tyson, y el ‘escepticismo radical’ de Pirrón, Sexto Empírico y otros, que a su vez combate Mersenne.

    Si, como dices, Mersenne y Gassendi “proponen una forma de conocimiento probable, centrada en el terreno de la experiencia”, es decir, el ‘escepticismo constructivo’ que influyó en Boyle, no me parece en cambio que pueda decirse que rescataron “la idea pirrónica de que lo único cognoscible es el mundo de las apariencias y fenómenos, pero no el mundo de las esencias”. Todo lo contrario, al menos en el caso de Mersenne, que siendo también teólogo, además de excelente matemático, defendía la posibilidad del conocimiento más allá de las apariencias sensibles.

    En todo caso, su mayor contribución a la ciencia fue el intenso y prolongado intercambio de ideas entre decenas de eruditos y científicos de toda Europa, conocida familiarmente como la Académie Mersenne, en una época en la que no existían aún las revistas científicas como medio de difusión.

    1. «Mersenne, que siendo también teólogo, además de excelente matemático, defendía la posibilidad del conocimiento más allá de las apariencias sensibles.»

      El padre Mersenne era copernicano. Es una pena que la jerarquía eclesiástica, cegada por el fundamentalismo bíblico, optara oficialmente por el anticopernicanismo.

    2. Rawandi,

      >> El padre Mersenne era copernicano.

      Mersenne fue inicialmente copernicano, cierto. Pero se pasó al bando de Galileo y se convirtió en uno de sus más fervientes defensores dentro de la Iglesia Católica. Ya en 1639, apenas seis años después del segundo juicio a Galileo, y tres antes de que éste muriera, Mersenne escribe sus Nouvelles découvertes de Galilée, donde defiende el sistema heliocéntrico.

      >> Es una pena que la jerarquía eclesiástica, cegada por el fundamentalismo bíblico, optara oficialmente por el anticopernicanismo.

      Es alucinante que vuelvas a la carga con estas estupideces, después del interminable debate que hemos tenido hace apenas dos meses sobre el conflicto de Galileo con la Iglesia en un post de Juan Ignacio en el Cuaderno de Cultura Científica. Como ya te dije, si fueras capaz de desprenderte de tus prejuicios antieclesiásticos entenderías mucho mejor la historia de la ciencia.

      Pido disculpas a los demás participantes por mi agresividad, pero lean el debate indicado y creo que me entenderán.

      1. «Mersenne fue inicialmente copernicano, cierto. Pero se pasó al bando de Galileo»

        Gonzalo, me temo que los prejuicios te han cegado de nuevo. Reflexiona un poco: Un «copernicano» no puede «pasarse al bando de Galileo» por la sencilla razón de que ya pertenece a él. El «bando de Galileo» era el mismo que el de los padres Mersenne y Gassendi, ya que estos dos últimos también eran «copernicanos», igual que Galileo.

        «Es alucinante que vuelvas a la carga con estas estupideces»

        Te aconsejo que moderes un poco tu soberbia. En este tema yo sé bastante más que tú.

        1. Sí, habrá sido la soberbia que me ha cegado en esta ocasión y he metido la pata con lo de Mersenne y el copernicanismo. Ocurre que Mersenne era inicialmente anticopernicano y se cambió posteriormente al bando copernicano/heliocéntrico/galileano. Discúlpame, leí mal tu comentario.

          No dudo que tu erudición sobrepasa con creces a la mía, pero es bastante lamentable el poco partido que sacas de ella en tu interpretación del caso Galileo (con el excesivo papel que otorgas ahí al fundamentalismo bíblico) y en otras cuestiones filosóficas relacionadas con la ciencia. Me remito a las muchas discusiones que ya hemos tenido, en las que a pesar de tu indudable ingenio incurres en innumerables falacias, que nunca has reconocido cuando te las he puesto delante.

          Tanto más lamentable cuando en el tema de este post sí estaríamos de acuerdo en que la ciencia busca la verdad y la alcanza parcialmente.

        2. «tu interpretación del caso Galileo (con el excesivo papel que otorgas ahí al fundamentalismo bíblico)»

          La Iglesia católica condenó oficialmente el copernicanismo por fidelidad al texto bíblico: Su decreto anticopernicano del 5 de marzo de 1616 es una prueba flagrante del «fundamentalismo bíblico» de la Iglesia católica. En aquellos tiempos, la jerarquía eclesiástica pensaba que la Biblia no podía equivocarse ni siquiera cuando entraba en cuestiones cosmológicas.

          Para entonces, el modelo ptolemaico ya había sido invalidado por el descubrimiento de las fases de Venus realizado por Galileo, pero en realidad dicho modelo siempre había sido inferior al copernicano.

          El modelo ptolemaico era incapaz de explicar muchas observaciones, de las que únicamente podía dar cuenta a base de introducir condiciones arbitrarias. En cambio, en el modelo copernicano esas observaciones eran explicadas de forma automática y necesaria, sin necesidad de introducir ninguna arbitrariedad. Por ejemplo, ¿por qué Mercurio y Venus se alejaban (en distancia angular) tan poco del Sol? Según el sistema ptolemaico, esto era un misterio, ya que en principio ambos planetas deberían poder alejarse del Sol tantos grados como el resto de los planetas. Según el sistema copernicano, la explicación era automática: Mercurio y Venus no pueden alejarse mucho del Sol porque sus órbitas están dentro de la órbita de la Tierra.

        3. Perfecto, has hecho un buen resumen de las principales pruebas a favor del sistema copernicano. Si hubieras entendido las dificultades a las que también se enfrentaba (la gravedad, la paralaje, las órbitas que seguían siendo circulares, el fallido argumento de las mareas), y si fueras intelectualmente honesto, también las mencionarías. Entonces, o bien no has entendido nada de esas dificultades, o bien no eres intelectualmente honesto, o las dos cosas.

      2. «la gravedad, la paralaje, las órbitas que seguían siendo circulares, el fallido argumento de las mareas»

        La gravedad y las órbitas circulares no eran una dificultad mayor para el sistema de Copérnico que para el de Tycho. La ausencia de paralaje anual no era un argumento decisivo, ya que las estrellas podían estar muy lejos… como ciertamente es el caso. El error de Galileo acerca de las mareas es irrelevante.

        1. Jajaja, cómo eres, tío, ya resultas hasta gracioso.

          Las órbitas circulares no eran una ventaja para el sistema geocéntrico ni para el heliocéntrico, ahí tienes razón.

          Pero la gravedad sí era una ventaja del sistema geocéntrico, tanto en la versión de Ptolomeo como en la de Tycho. Aquí es donde demuestras que no has entendido el problema, no eres capaz de ponerte en la mentalidad de la época, y no captas la trascendencia de la aportación de Newton a la teoría de la gravedad.

          La ausencia de paralaje no era un argumento decisivo, pero sí era un argumento no despreciable, que si, una vez más, tenemos en cuenta la mentalidad de la época, no se respondía tan fácilmente alegando unas distancias tan monstruosas como hacen falta para que sea imperceptible.

          El error de Galileo con las mareas es irrelevante… claro, porque eso es lo que te conviene. Ninguno de los tres sistemas explicaba las mareas satisfactoriamente. Pero la cuestión es que Galileo se empeñó, equivocadamente, en que constituían una prueba del movimiento de la Tierra, y los que se dieron cuenta de que estaba equivocado tenían toda la razón en señalarlo. Así que tan irrelevante no era.

          El fundamentalismo bíblico tuvo su importancia en el rechazo del sistema copernicano/galileano, pero, por mucho que te empeñes, no tienes razón en afirmar que fue el único y principal motivo. También había argumentos científicos.

        2. La gravedad sería una ventaja únicamente para quien aceptara ciegamente la física aristotélica, pero Galileo y otros científicos anteriores ya habían descubierto que dicha física dejaba bastante que desear. Concretamente, la distinción entre el éter supralunar inalterable y la materia sublunar cambiante ya había sido refutada con el descubrimiento de las montañas de la luna y de las manchas solares. La Luna y el Sol eran cuerpos imperfectos, como la Tierra: ¿Por qué entonces no caían hacia la Tierra? Ni el sistema ptolemaico ni el tychónico tenían respuesta.

          Que Galileo se equivocara con su teoría de las mareas no es algo que se le pueda achacar al copernicanismo, sino al propio Galileo.

          Me parece que no tienes clara la diferencia entre un argumento decisivo y uno no decisivo. La ausencia de paralaje no era decisiva contra el heliocentrismo; en cambio, el ciclo de las fases de Venus sí era decisivo contra el sistema ptolemaico.

          En cuanto al modelo tychónico, tenía el grave defecto de que retorcía las trayectorias de los astros de forma constante. Era mucho más armonioso y elegante el modelo copernicano, que no se obstinaba en mover el enorme cosmos para ahorrarse el movimiento de la diminuta Tierra.

          En resumen, el fundamentalismo bíblico sí fue el principal motivo que llevó a la Iglesia católica a condenar la teoría copernicana.

        3. Las fases de Venus eran decisivas contra Ptolomeo, pero no contra Tycho. Y la ausencia de paralaje sí era decisiva contra el heliocentrismo, para la mentalidad de la época, algo que te resistes a entender. Coincido contigo que el modelo copernicano es más elegante que el tychónico, pero en cambio físicamente era menos consistente. ¿Por qué tiene que tener más peso el argumento matemático de la elegancia que el argumento físico de la gravedad?

          Lo que te falta es sobre todo la capacidad de comprender la mentalidad de la época, y pretendes que la transición de la física aristotélica a la galileana fuera inmediata, y en bloque, en todos sus aspectos. Es verdad que el descubrimiento de las imperfecciones de los astros era una nueva dificultad para la comprensión antigua del universo, pero como Galileo no era capaz de proporcionar una explicación alternativa a la gravedad, no era tan fácil dar el salto a la nueva concepción, y abandonar la tradición segura.

          Si, además, Galileo mezclaba razonamientos equivocados en su argumentación, oscureciendo su verdadera genialidad, no puedes decir que la defensa del sistema copernicano no se viera debilitada.

          En fin, ya te lo he dicho, estás cegado por tu insistencia en decir que el fundamento bíblico fue el único motivo, no eres capaz de ver que hubo otros motivos, algunos de ellos –obviamente no todos– bien racionales. Lo más grave no es que insistas en el fundamentalismo bíblico, pues al fin y al cabo tuvo su papel, sino que seas incapaz de ver lo demás.

        4. «la ausencia de paralaje sí era decisiva contra el heliocentrismo, para la mentalidad de la época»

          Eso que dices es una completa sandez, como lo demuestra el caso de Copérnico, el cual, pese a tener obviamente la «mentalidad de la época», no consideraba que la ausencia de paralaje fuera decisiva. Por cierto, Copérnico murió antes de que Galileo naciera.

          «Coincido contigo que el modelo copernicano es más elegante que el tychónico, pero en cambio físicamente era menos consistente. ¿Por qué tiene que tener más peso el argumento matemático de la elegancia que el argumento físico de la gravedad?»

          Tycho Brahe era un astrónomo observacional, no un físico. Su modelo es inferior al de Copérnico desde el punto de vista físico, ya que retuerce las órbitas de los astros de un modo inverosímil.

          «Es verdad que el descubrimiento de las imperfecciones de los astros era una nueva dificultad para la comprensión antigua del universo, pero como Galileo no era capaz de proporcionar una explicación alternativa a la gravedad, no era tan fácil dar el salto a la nueva concepción, y abandonar la tradición segura.»

          La física aristotélica nunca fue «segura». Y Tycho no explicaba la gravedad mejor que Galileo.

        5. Sandeces, sandeces…

          Copérnico podía pensar que no había paralaje porque nadie la había medido con precisión. Tycho, que por cierto nació también después de la muerte de Copérnico, se empeñó en realizar esas medidas (lo cual cuadra bastante mal con el fundamentalismo que le atribuyes: ¿por qué realizar observaciones que, si no salen como espera, refutarán la lectura literal de la Biblia?). Tycho midió, y la ausencia de paralaje exigía que las estrellas estuviesen a una distancia inconcebible para la época, mucho más lejos de lo que podía haber imaginado Copérnico. Por tanto era lógico que el argumento tuviera mucha más fuerza en Tycho que en Copérnico. 

          La sandez es que no seas capaz de entender esto.

          >> Su modelo es inferior al de Copérnico desde el punto de vista físico, ya que retuerce las órbitas de los astros de un modo inverosímil.

          ¿Retuerce? Eso vas a tener que explicarlo. Me parece que el que retuerce el sistema de Tycho eres tú. Y por cierto, se ve que tampoco entiendes la diferencia entre punto de vista físico y cinemático.

          >> La física aristotélica nunca fue “segura”. 

          Qué tontería, claro que era segura, en el sentido de que estaban seguros de ella porque era del Filósofo, era la seguridad que aportaba la tradición. Si pensabas que quería decir «científica», es que no has entendido lo que he escrito.

          >> Y Tycho no explicaba la gravedad mejor que Galileo.

          Para entender eso tendrás que ser capaz de desprenderte de tu forma de pensar post-newtoniana. Pero dudo que puedas, por culpa de tus prejuicios.

          1. queridos los dos en la contertulia infinita: la entrada es sobre Boyle, cuando termine la mía sobre Kepler les aviso y continúan la discusión a cañonazos entre Wotan y la OTAN. Feliz Sol Invictus.
            Génova usted me ha dejado pensando: que si la fuerza gravis era vista como geométrica pues el atractor era el centro terráqueo y cuando Newton la cambió por una centrífuga de acción a distancia para poder dar la primera explicación clásica coherente, fidedigna y conforme, solo para que 229 años después Einstein tenga que insistir nuevamente con la concepción geométrica de la gravis y curvatura riemanniana del espacio tiempo, somos una auténtica especie que suele disfrutar de perder el tiempo (ahora tenemos la relativista y nos falta la cuántica) en formular las teorías trascendentes para conocimiento del cosmos, lo invito a leer la entrada de Francis Villatoro y digame por donde seguimos para entender mejor como es que lo que gravita es la energía-impulso (en el fondo subyace esto: no era necesario el cálculo infinitesimal del Phrincipia de 1687 para describir la realidad y naturaleza de la gravitación si seguimos el hilo de razonamiento, sin embargo Newton lo hizo igualmente basado en Leibniz y en Hooke)

            http://francis.naukas.com/2015/12/24/la-transicion-de-einstein-de-fisico-a-matematico/

            Los desinteresados aportes de Rawandi serán bienvenidos. buenas tardes.

          2. Estimado wachovsky,

            Leí la entrada que me recomienda, gracias por la sugerencia, no obstante no veo por el momento que pueda aportar mucho a esa discusión.

            En cuanto a lo geométrico en la teoría gravitatoria de Einstein y la concepción antigua aristotélica, yo diría que el parecido puede servir para hacer pensar que la concepción antigua no era tan descabellada, pero no creo que se pueda concluir mucho más. En todo caso considero que el inmenso salto de Newton no fue una “pérdida” de la concepción geométrica de la gravedad, y que Einstein no “recuperó” esa concepción, sino que alumbró algo nuevo.

        6. «¿por qué realizar observaciones que, si no salen como espera, refutarán la lectura literal de la Biblia?»

          El fundamentalista Tycho no imaginaba que la «Sagrada Biblia» podía meter la pata en la cuestión del geocentrismo. Algo parecido le ocurrió al fundamentalista Cuvier, padre de la paleontología, que tampoco imaginó que la Biblia podía meter la pata en la cuestión de la inmutabilidad de las especies.

        7. «Me parece que el que retuerce el sistema de Tycho eres tú.»

          Imagina que los astros dejaran un rastro a medida que se desplazaran. En el sistema de Copérnico, dibujarían circunferencias, mientras que en el sistema de Tycho dejarían pronto todo el suelo emborronado. Por eso dije que Tycho «retuerce» inverosímilmente las órbitas de los astros.

        8. >> El fundamentalista Tycho no imaginaba que la “Sagrada Biblia” podía meter la pata en la cuestión del geocentrismo.

          Claro, y por eso se empeñó en construir enormes y carísimos aparatos de medida, para confirmar algo que según su supuesto fundamentalismo no necesitaba confirmación. Lo siento pero la explicación más sencilla (y preferible por un escéptico) es ésta: que Tycho no era fundamentalista.

          >> Por eso dije que Tycho “retuerce” inverosímilmente las órbitas de los astros.

          Lo que «no parece ser verdadero» (in-vero-símil) depende mucho del esquema mental de partida (paradigma). Para Tycho, y muchos otros, atribuir órbitas compuestas a los planetas era mucho menos inverosímil que quitar a la Tierra del centro y alejar las estrellas una distancia inconcebible. 

          Por otra parte, el sistema copernicano, aun estando basado en órbitas circulares centradas en el sol, tenía que añadir círculos correctores menores para ajustarse a las observaciones, de modo semejante a los epiciclos de Ptolomeo; de modo que las órbitas también eran compuestas, y ni siquiera resultaban más sencillas desde el punto de vista de los cálculos matemáticos, lo cual añadía otro elemento de inverosimilitud al sistema copernicano.

          1. suerte entonces que el fundamentalista Kepler nacio en 1571 (para insistir con el fundamentalismo de que nadie entiende hebreo antiguo, ni egipcio copto, ni nostratico protosapiens); bueno ya veremos que pasa con los fundamentalistas de la ONU cuando vayan contra la curia vaticana y todas las demás religiones, van a prestar unos argumentos de muy alta compacidad, belleza y solidez: que pues como estamos muy cansados y ya hartos de los religiosos y magos astrólogos y terroristas yihadistas pues se nos canta matarlos a todos con celeridad y rendirle culto al fundamento nuestro ulterior y superior: caballero del único poder Don Dinero.

        9. «Claro, y por eso se empeñó en construir enormes y carísimos aparatos de medida, para confirmar algo que según su supuesto fundamentalismo no necesitaba confirmación.»

          No sé de dónde sacas esa suposición. Tycho quizá construyera sus instrumentos de medida impulsado por su fundamentalismo religioso, pero seguramente también estaba impulsado por motivos laicos, como por ejemplo la curiosidad científica.

          «Lo siento pero la explicación más sencilla (y preferible por un escéptico) es ésta: que Tycho no era fundamentalista.»

          Tu argumento es falaz. No hay contradicción en que un fundamentalista decida hacer ciencia pese al riesgo que tal labor comporta de refutar a la Biblia. El geocentrista Tycho y el antievolucionista Cuvier son dos ejemplos de científicos fundamentalistas cuyo trabajo hizo avanzar a la ciencia, contribuyendo a refutar el geocentrismo y el antievolucionismo, respectivamente.

          «Lo que “no parece ser verdadero” (in-vero-símil) depende mucho del esquema mental de partida (paradigma)»

          Sí, pero el paradigma físico aristotélico siempre fue una chapuza impresentable. Ya en el siglo VI un pensador cristiano llamado Juan Filopón denunció las colosales meteduras de pata de Aristóteles en física.

        10. >> Tu argumento es falaz. No hay contradicción en que un fundamentalista decida hacer ciencia pese al riesgo que tal labor comporta de refutar a la Biblia. 

          No, no cometo ninguna falacia. Y claro que sí es contradictorio hacer ciencia y ser fundamentalista. El fundamentalista cree que la interpretación literal de la Biblia no puede estar equivocada; el científico cree que los resultados experimentales son relevantes, incluso si contradicen la interpretación literal de la Biblia. Ser científico requiere una dosis de sano escepticismo incompatible con el fundamentalismo. Si Tycho daba algún valor a sus observaciones antes de conocer su resultado, es porque no era fundamentalista.

          Lo que pasa es que tú repartes carnet de fundamentalista a diestro y siniestro, quizás porque identificas fundamentalista con creyente en general, lo cual no deja de ser una manipulación.

          Tycho era geocentrista, pero no por ser fundamentalista. Incluso si era geocentrista influido por su creencia bíblica, su actitud científica, escéptica y curiosa es incompatible con el fundamentalismo.

        11. «sí es contradictorio hacer ciencia y ser fundamentalista.»

          Maticemos: Hay contradicción entre el método científico y la fe religiosa, siendo dicha contradicción mayor cuando la fe religiosa pertenece a la variedad fundamentalista. Pero yo sostenía que tu argumento era falaz porque ‘no hay contradicción’ entre desear hacer ciencia y el hecho de correr el riesgo de que dicha labor pueda refutar cualquier creencia nuestra. En otras palabras, ningún científico fundamentalista, si tiene una fe sincera, renunciará a su labor científica meramente por la posibilidad de que el resultado de dicha labor pueda desmentir a la Biblia.

          «El fundamentalista cree que la interpretación literal de la Biblia no puede estar equivocada»

          Por eso los científicos Tycho y Cuvier eran fundamentalistas: uno y otro estaban respectivamente convencidos de que los pasajes geocentristas y antievolucionistas de la Biblia eran literalmente verdaderos.

          «Ser científico requiere una dosis de sano escepticismo incompatible con el fundamentalismo.»

          Ser científico requiere atenerse al método científico (la observación racional), el cual va en contra de toda fe religiosa, incluyendo la fe religiosa no fundamentalista. Pero con frecuencia las personas mantienen actitudes incoherentes (incompatibles); de ahí que existan, por ejemplo, curas pederastas, policías mafiosos, bomberos pirómanos o científicos creyentes (incluyendo a creyentes fundamentalistas).

        12. >> Hay contradicción entre el método científico y la fe religiosa

          Esa es tu opinión, y eres muy libre de creerla firmemente, y no tengo mucho que decir al respecto. Salvo que pretendas que es una consecuencia del propio método científico, porque entonces estarías manifestando que no entiendes su fuerza y sus límites.

          >> Por eso los científicos Tycho y Cuvier eran fundamentalistas

          Sigues insistiendo en que Tycho era fundamentalista sin aportar ninguna prueba. Aceptaré como prueba una de estas:

          1. Que él mismo se reconociera como tal (lo cual es francamente difícil que ocurriera, porque sería anacrónico).
          2. Que rechazara un resultado científico bien probado por ser contrario a la interpretación literal de la Biblia.
          3. Alguna variación de las dos anteriores que esté bien argumentada y se vea su equivalencia.

          Aviso que no vale simplemente el que fuera geocentrista, puesto que esta discusión trata precisamente de la posibilidad de ser geocentrista por motivos no fundamentalistas, que es lo que yo sostengo.

          1. Galilei fundamentalista en carta a la fundamentalista y terrorista Cristina de Lorena, Gran duquesa de Toscana:

            «Así las cosas, me parece que, al discutir los problemas naturales, no se debería partir de la autoridad de los pasajes de la Escritura, sino de la experiencia de los sentidos y de las demostraciones necesarias. Porque la Sagrada Escritura y la naturaleza proceden igualmente del Verbo divino, aquélla como dictado del Espíritu Santo, y ésta como la ejecutora perfectamente fiel de las órdenes de Dios; ahora bien, si se ha convenido en que las Escrituras, para adaptarse a las posibilidades de comprensión de la mayoría, dicen cosas que difieren con mucho de la verdad absoluta, por gracia de su género y de la significación literal de los términos, la naturaleza, por el contrario, se adecua, inexorable e inmutablemente, a las leyes que le son impuestas, sin franquear jamás sus límites, y no se preocupa por saber si sus razones ocultas y sus maneras de obrar están al alcance de nuestras capacidades humanas. De ello resulta que los efectos naturales y la experiencia de los sentidos que delante de los ojos tenemos, así como las
            demostraciones necesarias que de ella deducimos, no deben en modo alguno ser puestas en duda ni, a fortiori, condenadas en nombre de los pasajes de la Escritura, aun cuando el sentido literal pareciera contradecirlas. Pues las palabras de la Escritura no están constreñidas a obligaciones tan severas como los efectos de la naturaleza, y Dios no se revela de modo menos excelente en los efectos de la naturaleza que en las palabras sagradas de las Escrituras.»

            Si Dios no ha muerto como dice Nietzsche, pues habrá que matarlo (y a Galileo condonarlo porque pecó de fundamentalista, noble tarea para la prelatura de Bergoglio)

            http://www.biblioteca.org.ar/libros/133541.pdf

            y podemos volver a Boyle (otro creyente fundamentalista, como Leibniz, como Newton, como todos esos….

        13. Tycho era fundamentalista porque incluía explícitamente las afirmaciones bíblicas entre los motivos que le llevaban a ser geocentrista.

          Normalmente, se considera que un cristiano es fundamentalista cuando sus creencias anticientíficas no se limitan, por ejemplo, a cuestiones como la resurrección o la concepción virginal de Jesús, sino que abarcan ‘también’ otras ideas anticientíficas como el geocentrismo, el antievolucionismo o la existencia del diluvio universal.

        14. Afirmar el geocentrismo inspirado parcialmente por la Biblia no basta para afirmar que una persona sea fundamentalista ni anticientífico. Sólo es fundamentalista el que rechaza los resultados ciertos de la ciencia, por el hecho de que contradigan la lectura literal de la Biblia, y no es el caso de Tycho.

          El geocentrismo no es una idea anticientífica en la época de Tycho (1546-1601). La hipótesis heliocéntrica de Copérnico (publicada en 1543) inicialmente tiene poco apoyo fuera de su elegancia o simplicidad conceptual (que no simplicidad de cálculo), y del hecho observado de que Mercurio y Venus alcanzan poca separación angular respecto del Sol (como has señalado tú anteriormente) pero que queda satisfactoriamente explicado por el sistema del propio Tycho. En cambio, el heliocentrismo tiene dificultades como la ausencia de paralaje, que Tycho investiga con detalle y honestamente. Galileo aporta pruebas muy importantes contra el geocentrismo a partir de sus observaciones astronómicas, pero esto ocurre en 1610, años después de la muerte de Tycho.

          En definitiva, Tycho no manifiesta actitud anticientífica alguna. Que la lectura de la Biblia le impulse a mantener el geocentrismo es anecdótico, mientras eso no corrompa su investigación.

        15. «Tycho no manifiesta actitud anticientífica alguna.»

          Sí que manifestó una actitud anticientífica al proponer su modelo geocentrista, ya que dicho modelo era claramente inferior al de Copérnico. Las trayectorias retorcidas siempre de forma diferente que caracterizan al sistema de Tycho no solo son una chapuza desde el punto de vista matemático sino también desde el punto de vista físico.

          Evidentemente, el fundamentalismo bíblico de Tycho no es tan grave ni tan cerril como el de, por ejemplo, los cristianos que hoy día siguen publicando libros que defienden el geocentrismo.

        16. >> Sí que manifestó una actitud anticientífica al proponer su modelo geocentrista, ya que dicho modelo era claramente inferior al de Copérnico.

          Con lo que demuestras que no has entendido nada de esta discusión. No entiendes que antes de Galileo, y sobre todo antes de Newton, la preferencia por el modelo copernicano no era tan clara desde el punto de vista científico: inferior en unos aspectos, superior en otros.

          Conviertes el no aceptar argumentos de valor relativo en actitud anticientífica. Bravo por tu falta de capacidad para entender el contexto histórico. En lugar de entender que el progreso de las ideas es difícil por sí mismo, lo conviertes todo en una lucha de buenos y malos, donde los malos son, por supuesto, siempre los mismos.

  5. Gonzalo Génova dígame como se le ocurre seguir si entiende que no hacían falta esos 10 años que Newton consumió en crear el cálculo y explayarlo en el Principia Mathematica de 1687 mientras perfeccionaba el reflector newtoniano y explicaba mejor que nosotros lo que solo se intuía, y tenga usted en esta Natividad unas buena tarde-noche.

  6. Espero que aclares por qué insultas a los escépticos sobre el calentón global llamándolos «negacionistas», sobre todo teniendo en cuenta que la pausa ha refutado la pràctica totalidad de los modelos que se usa el IPCC.

    Te recomiendo un excelente artículo de Freeman Dyson sobre el asunto (google). Es posible que el claro razonamiento de un físico de verdad te avergüence un poco. Pero lo superarás.

  7. Podrás silenciarme igual que silencias a tu conciencia.

    https://www.bostonglobe.com/opinion/2015/12/03/freeman-dyson-misunderstandings-questionable-beliefs-mar-paris-climate-talks/vG3oBrbmcZlv2m22DTNjMP/story.html

    «There are many theories of ice ages, but no real understanding. So long as we do not understand ice ages, we do not understand climate change.»

    Amén.

    Este está muy bien también. Habla sobre los verdaderos creyentes.

    http://www.laregion.es/articulo/sociedad/apocalipsis-dolares/20151216111723588121.html

    Deberías pedir disculpas por insultar a los escépticos dándoles el trato reservado a los nazis.

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Por Eugenio Manuel, publicado el 4 diciembre, 2015
Categoría(s): Libros
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